26 de octubre de 2011

Ya encarrerado el ratón...

Dante Gabriel Rossetti. La Pia de' Tolomei.
Sorprendentemente, el día de hoy fue particularmente productivo para mi. Todo el día me dediqué a calificar ejercicios de escritura en clase de mis muchos alumnos. Ciertamente, algunos de ellos eran prácticamente ilegibles, pero no estoy pidiendo peras al olmo. Sin embargo he notado que calificar ensayos y otras formas de escritos me ayuda a recanalizar mi energía. Evidentemente, no espero que me siga sintiendo así por mucho tiempo, pero terminar de calificar es una delicia.

Por la tarde terminé de leer el tercer capítulo del libro que tengo que reseñar. Así que después de cenar y tener una muy larga conversación con mi mejor amigo, que lamentablemente no vive en la misma ciudad que yo, decidí que era hora de empezar la multicitada reseña. No la terminé, obviamente, porque tengo que terminar el libro (bueno, el capítulo que me falta). Pero ya no es tan pesado como comenzar de cero. Total, tengo una semana para hacer las revisiones necesarias una vez que termine de escribir.

Sin embargo, tengo todavía pendiente escribir por lo menos dos páginas más sobre mi nuevo capítulo, pues tengo una compañera de escritura. Eso suena horrible. Veamos, debe haber una manera mejor para explicarlo. Una compañera del doctorado, pero dedicada a otra área de estudio (no coincidimos en área ni en tiempo histórico), y yo hemos decidido trabajar juntas. Es decir, yo le mandaré este viernes entre cinco y siete páginas del material para este capítulo. Ella hará lo mismo y nos encontraremos unos días después para comentar qué opinamos, qué partes requieren explicación, etc.

Así que, ahora que me siento mucho más saludable... a darle duro. (Y eso que le pido a mis alumnos que no utilicen expresiones coloquiales cuando escriben algo que va a ser leído por otros... soy buena maestra, pero mal ejemplo).

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