Mi proceso de escritura, como lo saben algunos de mis lectores, es múltiple. Por una parte, estoy escribiendo una tesis doctoral en inglés, en la que estudio las representaciones del Otro en la naciente España de finales del siglo XV y principios del XVI. El texto principal que analizo es una traducción al castellano medieval tardío de un romance francés del siglo XII, pero su hipotexto más directo es una prosificación en suizo-francés de fines del siglo XV. Evidentemente, debido al ejercicio de traducción que yo misma hago como un reflejo de lo que hizo Nicolás de Piemonte con el texto que estudio, sentí la necesidad de volver a mi propia lengua natal.
Así, hace relativamente poco tiempo, empecé a escribir este diario para contrarrestar la angustia que me causa el uso de tantos idiomas. Escribir en mi lengua materna me da seguridad, me hace sentir más fluida al escribir. Esto ha de parecer una obviedad a quienes son hispanoparlantes nativos, pero no lo es cuando uno lee y escribe en tantos otros idiomas y dialectos.
Por si esto fuera poco, estoy dando clase de literatura española en la licenciatura. El curso que he estado impartiendo este trimestre comienza en la Edad Media y, para comenzar, les enseñé a mis alumnos las Cantigas de Santa María (que están en galaico-portugués, no en castellano). Pero eventualmente vamos llegando al siglo XIX y las cosas se hacen más simples.
Además estoy preparando una reseña sobre un libro que analiza la figura del sujeto errante (un concepto que me parece poco explicado en la introducción del libro en cuestión) en el siglo XVI y XVII en España. Claro que sería mucho pedir que estuviera escrito en español, pues esta es una versión de la disertación del autor. Mi cerebro, aunque pareciera escindido, resulta que está trabajando en realidades paralelas.
En ocasiones nos parece que el que "a muchos amos sirve..." (no recuerdo si fue Sancho Panza el que decía esto, aparecía en el Lazarillo de Tormes o es sólo un dicho muy conocido). Sin embargo, resulta que hacer un poco de esto y un poco de aquello ayuda a que mi cerebro funcione sin atorarse. Nadie puede trabajar demasiadas horas en lo mismo, uno se vuelve improductivo.Yo espero no quedar mal con ningún amo y terminar las cosas que me propongo.
La ventaja es que la reseña tiene que estar lista en dos semanas, así que eso tiene una fecha límite mucho más próxima. Lo demás no es tan urgente... ¿o será que estoy volviéndome loca de verdad?
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