3 de agosto de 2011

Por qué escribo cuando escribo

¿Por dónde comenzar a explicar mis razones para escribir? Quizá lo adecuado sería comenzar a reflexionar sobre mi muy temprana fascinación por las letras. Ojo, no confundir las letras con las Letras. Estas últimas son el resultado de sesudos esfuerzos de algunos cuantos, ciertos hombres y mujeres que llegan eventualmente a recibir el título de auctores. Yo no me refiero a esas letras, sino a las que forman las palabras. Esas son las que me fascinaron desde que yo tendría cinco años.

¿Por qué fascinación por las letras? Será porque soy disléxica, aunque eso no lo sabía entonces. De eso me dí cuenta hace relativamente poco. Pero las letras, como es evidente para los semiotistas y lingüistas, son pequeños objetos que significan algo más. Se vuelven sonidos y palabras, con los cuales nos comunicamos. Pero, como disléxica, los símbolos no son tan fijos como parecen. De allí mi fascinación.

Años más tarde, mientras me debatía sobre mi futuro relativamente próximo, me di cuenta que escribir había sido siempre algo que disfruto. No sólo por comunicarme con alguien, también para comunicarme conmigo misma. Entre las múltiples actividades extra-académicas que tenía yo (ballet clásico, dramaturgia, danza técnica Graham, guitarra clásica, poesía, tenis, esgrima, ensayo, dibujo, fotografía, traducción, modelaje artístico, etc.) se repetía una constante. Esa constante es la que me ha llevado de regreso a la academia y, eventualmente, a escribir y leer como profesión.

Este espacio es mi salvaguarda mental contra la esquizofrenia intelectual. Necesito escribir en español, porque necesito expresarme libremente, sin detenerme a pensar cuál es la palabra que se acerca más a lo que estoy pensando. Cuando escribo en inglés a menudo me encuentro mirando el firmamento, tratando de decidir si esa palabra o aquella serán más adecuadas o precisas. Este diario, que comparto con quien me quiera leer, es mi forma de no perderme a mí misma.

3 comentarios:

Melle dijo...

"Entre las múltiples actividades extra-académicas que tenía yo (ballet clásico, dramaturgia, danza técnica Graham, guitarra clásica, poesía, tenis, esgrima, ensayo, dibujo, fotografía, traducción, modelaje artístico, etc.) se repetía una constante. Esa constante es la que me ha llevado de regreso a la academia y, eventualmente, a escribir y leer como profesión." -- Yo tambien! Y eso es porque somos amigas! :o)

Bigote de León dijo...

"Yo no me refiero a esas letras, sino a las que forman las palabras. Esas son las que me fascinaron desde que yo tendría cinco años."
Y que permitieron que a su vez me enseñaras a leer cuando yo tenía tres años. Y sí, yo también, a la vejez viruelas, sobre todo cuando estoy cansada, cruzo letras todo el tiempo, no sé si es dislexia o stress...

Luis Cortes dijo...

A veces me pongo ha contemplar las dimensiones del lenguaje. Cómo cambia. Lo importante que es en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Desde la religión hasta una profecia de amor.