16 de agosto de 2011

A petición de David Martín del Campo...

En junio de este año estuve de visita en la Ciudad de México, mi odiada y querida Chilangolandia, el nodo de mis pesadillas e inseguridades, la mina de donde surgieron mis más preciadas dotes. En fin, el DeFectuoso es el lugar que me vio crecer y me dio amistades, conocidos, familiares de cariño, además de dolores y sinsabores. Y allí estaba yo, hace unos meses, atendiendo asuntos con mi madre por lo que estuvimos dos semanas enteras en la ciudad. En un principio yo ni quería ir, pero al final de cuentas la pasé de maravilla.

Uno de tantos amigos que vi durante mi estancia en la "chinanpa en un lago escondido" fue David Martín del Campo, a quien me reencontré azarosamente merendando chimichangas en uno de los restaurantes que visito cada vez que voy al D.F. Después de los saludos de rigor, quedamos de vernos antes de que yo regresara a mi "casita". Tras un par de correos electrónicos, David y yo quedamos de desayunar en un lugar que yo había visto pero no conocía. Ah, claro... olvidé ponerlos al tanto, este es David Martín del Campo.
 
Durante el desayuno David me hizo un regalo, una pregunta y una propuesta. El regalo fue un libro que devoré casi inmediatamente. La pregunta fue si alguna vez escribiría yo mis memorias, a lo cual respondí que lo dudaba. Creo que tamaño escritor no se imagina las cosas que se me ocurriría escribir a mi, en caso de poner en blanco y negro mis recuerdos.  No es porque me hayan pasado demasiadas cosas sino porque, como dice Luca Prodán, mejor no hablar de ciertas cosas.

La propuesta, sin embargo, creo que la voy a poner en práctica pronto. Voy a escribir un cuento sobre una bruja... a ver qué sucede.

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