29 de diciembre de 2011

Los caminos de la viajera I

Estoy finalmente de regreso, con las fotos listas para mostrar las maravillas que vi. Esta entrada se trata únicamente de Washington DC. Lo primero es lo primero, así que llegué a DC después de varias horas en el aeropuerto JFK, pues hice escala allí. Por suerte, me estaba esperando Sean, porque no tengo idea cómo llegar a ningún lado desde el aeropuerto de esa ciudad.

Al llegar a su casa todo fue mejor, porque estaba la calefacción puesta. Afuera hacía frío pero no de morirse, sin embargo es rico llegar al calorcito. Después de dormir como lirón en el mejor colchón que yo haya probado en mi vida, Sean me preparó un rico desayuno. Conste que yo no suelo desayunar, aunque dicen que "al que le den pan que llore".

Así que comí muy contenta lo que me sirvieron y luego nos fuimos a caminar por ahí, cerca de donde vive Sean (que se llama Silver Spring). Digamos que fue un paseo por el barrio... y comimos después en un restaurant muy rico. Me llamó mucho la atención que las tiendas de bebidas alcohólicas son del gobierno... lo cual es casi como volver a la ley seca, pero en fin. La idea es que el consumo de alcohol en la capital de este país está controlado.

Por la tarde me la pasé muy cómodamente recostada en el sofá viendo películas. Eso era justo lo que yo necesitaba para comenzar mis vacaciones con el pie derecho. El domingo fuimos al centro de DC. Una de las primeras paradas fue el Jardín escultórico de la Galería Nacional de Arte.
Cheval rouge de Alexander Calder.

Como se puede observar en mis fotos, el día estaba soleado y agradable (como a 5°C). De vez en cuando había un poco de viento, pero se podía andar sin problema. A la izquierda se ve un detalle de una escultura de Calder. A mí me encanta su trabajo y este en particular permite ver el azulísimo cielo de DC, además de los árboles sin hojas a finales del otoño. Tengo otra imagen de esta escultura, pero creo que esta tiene un encanto especial.

Louise Bourgeois, Spider.
La siguiente escultura que me llamó la atención fue esta, porque me hizo recordar a mi hija (que realmente detesta a las arañas). Esta es enorme y no pude evitar tomarle una foto para que ella pudiera verificar que no la olvidé por completo en mis paseos por Washington.

Chair Transformation
de Lucas Samaras.
Había muchas otras esculturas en el jardín. Pero ninguna me llamó tanto la atención como la de Lucas Samaras. Será porque me recuerda al juego de las sillas musicales... me pareció una escultura súmamente lúdica. Y bueno, el final es lo mejor. No sé quién lo hizo, es un árbol de aluminio. Como pueden ver a la derecha, un águila decidió usarlo de percha. La gente en el parque la miraba atentamente. Yo le saqué una foto, pues me fascinan las aves estas.


En fin, esta es la primera parte del domingo en Washington. Ya pondré la siguiente serie de fotos en cualquier momento. Yo sé que están esperando ver imágenes de lo que hice.

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