Parece evidente que el primer elemento que tendría que considerarse en un análisis de los terrores representados en esta serie tiene que ver con la dualidad este-oeste. Si bien la historia hasta donde puedo apreciar realmente sólo tiene lugar brevemente en el este (es decir en Boston), podemos adivinar las tensiones que devienen de la imaginación popular respecto a las dos costas. Por un lado, la familia que es el eje de la historia vive en Boston. Es allí donde los gatillos narrativos se dan: la muerte del no-nato y la infidelidad marital son esenciales para iniciar el desplazamiento de la familia al oeste. Los Ángeles es, por el otro lado, el lugar al que se muda la familia en busca de un nuevo inicio. La recuperación de la dinámica familiar se imagina posible en la tierra de la fiebre del oro, trono de la industria cinematográfica, la ciudad soleada y superficial que gira en torno a Rodeo Drive (aunque evidentemente esto es sumamente reduccionista como descripción). El único personaje que menciona las grandes diferencias entre las dos costas es la hija, pues extraña el clima, su escuela, sus amistades (o enemistades). Sin embargo, está claro en este episodio que la "tierra prometida" es sólo un sueño que se vuelve pesadilla.
La idea de que el desplazamiento hacia el oeste trae beneficios a diferentes esferas sociales ya aparece desde la Edad Media y los mapas T-O (de los que ya había yo hablado en otra entrada a mi diario, pues utilicé el mapa de Hereford en mi discusión de la autoridad). Del extremo superior, en donde se representa el Jardín del Edén en este mapa, al centro (es decir Jerusalén) hay un desplazamiento este-oeste. Este tránsito hacia el oeste se continúa con la ubicación del trono papal en Roma (y temporalmente en Aviñón). Finalmente, la llegada a "las Indias" es el ejemplo del translatio imperii. Pero, ¿qué tiene que ver con las "pesadillas norteamericanas" este traslado del poder de este a oeste?
Si consideramos que Barak Obama hizo pública su intención de ser re-electo en abril de 2011, es posible pensar que las ansiedades que surgen en el ambiente político de los Estados Unidos ya estuviera caldeado para cuando American Horror Story fue estrenada en televisión. Aunque el trasfondo de la serie no tiene una clara referencia política, podríamos recordar que las ansiedades políticas suelen reflejarse en modalidades culturales y artísticas.
Y, como en las series televisivas, no me queda más que decir...
Esta historia continuará...
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