16 de noviembre de 2012
Disertando, que es gerundio...
Según el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia), disertar (del lat. dissertāre) es un verbo intransitivo que significa "razonar, discurrir detenida y metódicamente sobre alguna materia, bien para exponerla, bien para refutar opiniones ajenas". La tesis doctoral es justamente eso, una disertación: un razonamiento detenido y metódico sobre una materia en particular, refutando opiniones ajenas y exponiendo las propias. Habría que agregar a esta definición un elemento más: la disertación debe ofrecer pruebas textuales y/o factuales para apoyar de manera contudente nuestra posición sobre dicha materia. Más fácil decirlo que hacerlo, pero como dice el dicho "si fuera fácil, todos lo harían".
En particular me preocupa, el día de hoy, que el texto que yo estudio plantea algo contrario a lo que mi asesora encuentra en otros textos. La diferencia primordial, que suena a obviedad, es que los textos que ella estudió para hablar de diferencias corporales como representaciones "proto-raciales" en la Edad Media fueron escritos en el siglo XIII, uno en Inglaterra y el otro en Alemania. El texto que yo estoy analizando, en cambio, fue escrito en Castilla en el siglo XVI (aunque es una traducción de un texto francés).
Una de las narraciones que menciona mi asesora en su artículo es Parziva de Wolfram von Eschenbach. La imagen a la izquierda, proveniente de un manuscrito de Parzival (Cod. Pal. germ. 339, I. Fol. 540 v), no muestra a Feirefiz con la piel moteada como dice el texto. La piel de Feirefiz es una de las pruebas textuales en donde el cuerpo lleva las marcas de las religiones de sus padres (la madre es musulmana, el padre es cristiano). Sin embargo el texto que yo estudio no menciona en ningún momento las características físicas de cristianos y "musulmanes". En la Historia del emperador Carlo Magno y sus doce pares (es decir, el texto que yo estudio) no aparece ninguna referencia al color de la piel de unos y otros.
Lo que yo planteo, en el capítulo que estoy escribiendo, es en Castilla y otros reinos ibéricos se sabía bien que los rasgos físicos de cristianos y musulmanes (sobre todo los norafricanos) son similares. Tanto es así que se instituyeron reglamentaciones sobre marcas que tanto judíos como musulmanes deberían llevar en la ropa para evitar el posible error (y la consecuente interacción física y carnal entre las tres religiones). En cambio, los habitantes de Inglaterra y Francia poco conocían a los habitantes musulmanes ibéricos; su contacto con el Islam era frecuentemente con mercaderes de lo que llamamos el Medio Oriente. De hecho, la versión en inglés medio del texto que yo estudio (que se llama Romaunce of the Sowdone of Babylone) sí menciona que los enemigos de Carlo Magno son "algunos azules, algunos amarillos, algunos negros como moros, algunos horribles y fuertes como diablos del infierno" [Some bloo, some yolowe, some blake as More, / Some horible and stronge as devel of helle.] (ll. 1005-1006). Esto confirmaría que en Inglaterra se creía que los "sarracenos" eran visiblemente diferentes, como plantea mi asesora y algunos otros críticos literarios que estudian la formación de la identidad individual y colectiva en la Edad Media.
No obstante, en los reinos ibéricos hacia finales del siglo XV y principios del XVI se dudaba que judíos y musulmanes eran sinceros en su conversión. Hay evidencia textual en Castilla y otros reinos que reflejan el temor a que los conversos "judaizantes" y los moriscos mantuvieran sus tradiciones y rituales religiosos (cripto-judaísmo y cripto-islamismo, que les llaman). Esto me lleva al punto en donde difiero con lo que plantea mi asesora en su ensayo: la acusación hecha contra conversos y moriscos no plantea que haya una marca física específica imborrable tras el bautismo (aunque el miembro circuncidado fuera utilizado por la Inquisición para "descubrir" a los cripto-judíos).
Tampoco indican las acusaciones hechas a los conversos y moriscos que la creencia se llevara en la sangre. Las pruebas de "re-conversión", por llamarle de algún modo, están relacionadas con expresiones culturales (alimentación, celebraciones, vestimenta, etc.) que distinguen a un pueblo de otro. Este tipo de expresiones se ven frecuentemente en Historia del emperador y hablo detenidamente de ellas en mis primeros dos capítulos (en el primero menciono prácticas alimentarias y armas utilizadas por los turcos [que no son sarracenos en el texto] y, en el segundo, el uso de ropa y armaduras para marcar diferentes grupos étnicos).
Claro que en cuanto aparecen los estatutos de pureza de sangre en Castilla, no hay argumento posible sobre la diferencia entre credo y raza. La marca diferencial está en el cuerpo, en la sangre del converso o morisco. Pero en Historia del emperador no se habla de sangre pura. Se habla de pureza de las entrañas, de la nobleza de las acciones, del reconocimiento de los vínculos familiares y la lealtad hacia el señor feudal (y padrino del protagonista). No hay ninguna instancia de raza ni de la corporeización de la identidad religiosa.
Es de esto que trata mi tercer capítulo. De alguna manera, temo decir que mis hallazgos son diferentes a los planteados por mi asesora... pero el hecho es que la raza en este texto no aparece. Diserto, en efecto, porque trato de poner en palabras mi razonamiento y exponer mi argumento.
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