14 de enero de 2012

En la soledad del scriptorium vs. la comunidad académica

Scriptorium en Echternach ca. 1020. Bremen, University Library Ms. 216, folio 124v

Para muchos de mis amigos lectores quizá la discusión sobre la apertura de publicaciones académicas hacia espacios electrónicos sea totalmente ajena. Muchos académicos en los Estados Unidos se debaten al respecto de la importancia de las publicaciones impresas para el escalafón institucional, preguntándose también si la publicación electrónica en medios alternos (como un blog o una revista electrónica) tengan suficiente validez. El problema de la validez de estos nuevos medios es, al parecer, la falta de "revisión comunitaria" o "por pares" que normalmente tiene lugar en las revistas "arbitradas". El otro lado de la moneda es, como dice Jeffrey Cohen en el blog llamado In the Middle, "There is nothing wrong with bringing your research skill to as wide an audience as possible".

Los nuevos medios, evidentemente, son una posible respuesta a las condiciones económicas actuales particularmente en los Estados Unidos aunque también las instituciones académicas en otros lugares del planeta. ¿Por qué? Porque, como dice Eileen Joy en blog antes mencionado, la situación de las "shrinking library budgets coupled with corporate academic publishers continuing to privatize at prohibitive rates the scholarship that *we* produce and review and edit and shepherd" cierran las puertas para la publicación y difusión de nuevas ideas.

El problema al que apuntan estos dos académicos, entre otros muchos, es que la productividad en la soledad del "scriptorium" no es productiva y esta redundancia de términos es intencional. Y estoy totalmente de acuerdo. En el pasado, cuando no teníamos acceso a estos nuevos medios electrónicos, lo único que en realidad podíamos esperar era que llegara el nuevo número de la revista X, Y o Z a la biblioteca de la institución en la que trabajáramos. O, en todo caso, pedir por correo al colega que nos enviara una separata de su artículo reciente. No estamos ya en el momento en que dependamos de este proceso.

Sin embargo, como también apunta Eileen, en este momento en que el mercado laboral para académicos en ciernes (que estamos terminando o ya terminaron el doctorado) es particularmente difícil, es importante tener publicaciones en el curriculum. Lo complicado es ¿qué vale como una publicación académica y qué no vale? ¿Acaso este diario tiene valor académico o sólo se valoraría si fuera evaluado por otros académicos? La situación es incómoda para muchos de nosotros, porque no sólo tenemos la presión de terminar cuanto antes una tesis doctoral de alta calidad, también debemos producir publicaciones y tenemos carga de enseñanza sin derecho a sabáticos y, evidentemente, sin una plaza que nos ofrezca seguridad económica.

Así, esta entrada en mi diario es sólo una expresión de apoyo (y ciertamente una traducción para aquellos que no tienen acceso a esta discusión por desconocimiento del debate que está teniendo lugar en los Estados Unidos) para la apertura hacia nuevos medios. Sin embargo, debo agregar, no soy una usuaria de Tweeter y no creo que pudiera serlo. El inconveniente de algunas de estas formas de acceso electrónico a los nuevos planteamientos es la necesidad de discernir entre las fuentes que nos interesan de aquellas que no son útiles para nuestros proyectos personales o colectivos.

Recomiendo que lean las entradas que han hecho Eileen y Jeffrey en su blog, pues dan una mejor idea de la situación de la academia en este momento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el problema es el copyright y quienes te plagian....
Bigote de Leon

Ms. Grinberg dijo...

Eso, imagino, quedará en sus conciencias... sólo demuestra pobreza de creatividad y honorabilidad. Como les digo a mis alumnos, da lo mismo si pones comillas antes y después de las líneas que estás usando, seguidas de la fuente. Incluso, uno queda mejor.