Julia Pastrana en exhibición |
Antich inicia su introducción estableciendo una genealogía de la alteridad, en donde animales y monstruos forman un contínuo pero también una figura liminal para el hombre. Desde Aristóteles, pasando por Cixous, Deleuze, Derrida y Foucault, "las nociones de monstruo y de animal han ocupado... el espacio del otro radical, exógeno o endógeno, frente al cual el humano... ha pretendido definirse", dice Antich (23).
La idea que me preocupa mayormente en este texto introductorio en la indefinición de los términos. Quizá demasiado acostumbrada a los discursos académicos norteamericanos, esperaría una clarificación de lo que es "monstruo". No es porque no sepa yo que viene del latín e implica una muestra, demostración, corporarización de lo Otro. Sin embargo, parecería que las fuentes a las que se refiere Antich no comparten una definición en particular. En algunos casos, lo monstruoso es la mixtura (de especies, de individuos, de sexos, de vida y muerte, de formas [21]). En otros, está asociado a lo bárbaro (17), es decir lo extranjero o lo no inteligible. Pero también es, como ya lo han dicho muchos, lo abyecto, lo que rechazamos de nosotros mismos.
Antich, Xavier, et. al. De animales y monstruos. Barcelona: MACBA, 2011.
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