Los vampiros son los personajes literarios que han gozado de mayor popularidad en los últimos tiempos, aunque han ocupado la imaginación de hombres y mujeres por muchísimos siglos. Sin embargo tendríamos que definir con cuidado a qué nos referimos cuando hablamos de vampiros. Seguramente la respuesta sería diferente si le preguntáramos a un habitante de la Grecia antigua, un anglosajón del siglo IV, un vienés del siglo XVII y una jovencita del siglo XXI. Es más, probablemente el término "vampiro" no sería el usado por todos ellos.
Una de las condiciones que consideramos característica esencial del vampiro en la actualidad es el hecho que beba sangre. Desde la antigüedad encontramos algunos casos de personajes imaginarios que beben sangre, pero no por ello son vampiros. Por ejemplo, Dom Agustín Calmet menciona en su Dissertations sur les revenans et vampires de Hongrie, de Boheme, de Moravie & de Silesie (1746) que en la antigüedad no se hablaba de vampiros (y con mucha razón). Había quienes bebían sangre con fines mágicos, pero no se ven casos de "revivientes" que beben sangre (Calmet 250).
Durante la Edad Media existen casos de "revivientes" mencionados en múltiples manuscritos. Estos casos están relacionados con almas en pena que requieren misas y otros servicios religiosos para poder finalmente descansar en paz. Jason Nolan, en un trabajo leído en la Tercera Conferencia Mundial sobre Dracula en 2003, dice que en los escritos de Walter Map, De Nugis Curialium o Nimiedades de los cortesanos, y William de Newburgh, Historia Rerum Anglicarum o Historia de los asuntos ingleses, ambos textos del siglo XII, aparecen historias que pueden considerarse de vampiros, "though there are some issues as to how well they conform to modern definitions and tastes [aunque su conformidad con las definiciones y los gustos modernos es dudosa]" (2). El capítulo 22 del libro V de William, por ejemplo, no menciona jamás que el "reviviente" beba la sangre de nadie. De hecho, menciona que empieza a "wander abroad in daylight... but visible only to a few [andar a la luz del día... aunque sólo visible para unos cuantos]".
Por su parte, Jean-Claude Schmitt presenta una serie de ejemplos de "revivientes" en Ghosts in the Middle Ages: The Living and the Dead in Medieval Society (traducción al inglés de Les revenants: les vivants et les morts dans la société médiévale). No obstante ninguno de estos casos son vampiros. Es decir, una condición (volver a la vida después de muerto) no implica la otra (beber o alimentarse de sangre).
En la actualidad, por lo menos, los muertos que vuelven a la vida también se llaman zombies; aunque este nombre se aplicaba hasta hace relativamente poco a hombres y mujeres que carecían de voluntad propia debido al poder mental o material sobre ellos. Pero un vampiro, especialmente después de las incursiones de Bram Stoker en el tema como mencioné antes, se caracteriza por únicamente alimentarse de sangre, su incapacidad de salir al rayo del sol y su mutabilidad.
¿Cómo definirías a un vampiro tú, lector?